Quills, letras prohibidas.
"Queridisimo lector, tengo un picante relato que contaros,
arrancado de las páginas de la historia,emperifollado y
verídico. Aunque os garantizo que estimulara vuestros
sentidos.
el arte su inspiración es mas que notable.
Para
cuando me quise dar cuenta me encontraba en una habitación oscura.
Buscaba algo de paz, silencio y cierta calma, así que me senté en
esa poco iluminada sala del piso de arriba. Aunque aun oía los bajos
de la música Funk de abajo, me sentía mas relajado, alejado y
sentado.
Pero
no estaba solo. Había alguien mas conmigo. La veía al fondo, a
oscuras, sin mucha ropa, contonearse como un gato bajo la luna.
Cuanto mas la miraba mas me ponía, y la sangre... en fin... me
hervía.
Al
cabo de un rato vino gateando hasta donde me encontraba sentado. No
hubo palabra alguna, ni pregunta, ni consulta, solo la respiración
exaltada de ambos. Mientras mas se acercaba, mejor oía sus jadeos de
excitación.
Llevaba un liguero de encaje azul por arriba y
negro transparente en las medias de las piernas. Unas
piernas tan largas y esbeltas que cada vez que se acercaba mas y mas,
podía oír mis latidos bombeando sangre como si me hubiesen dado un
chute de adrenalina en vena. Su cuerpo, sus medias, sus tetas y sus
olas, eran como unas sirenas en un mar de mareas. Y sus caderas me
decían “
Go With The Flow ”
Llevaba
un antifaz que ocultaba su identidad. En cuanto llegó hasta
mi con su mirada directa y su excitada
seguridad, me puso el dedo índice en la boca. Y me corto la primera
palabra de una sorprendida retorica fallida. Después, se incorporo
hasta mí y con una sutil y oportuna palabra al oído, susurrada del
único modo en que una reina de la seducción puede hacerlo. Me dijo:
SILENCIO....
Su
voz era profunda, femenina, su pelo largo y oscuro desprendía un
olor a coco, y todo su cuerpo olía a un perfume... a un perfume...
nunca olvidare ese perfume.
La
silla antigua se estaba volviendo mas incomoda por momentos. Mientras
ella parecía una serpiente revolviéndose en un árbol, yo me
incomodaba hasta el punto de excitarme y cabrearme. No me di cuenta
de sus ojos azules hasta que en un momento dado, entre beso y
caricia, sin pretenderlo, mis ojos se cruzaron con los suyos, y por
un momento sentí su fragilidad tras la mascara negra. Sus jadeos y
respiraciones se posaban sobre mi oído derecho, hasta que se perdían
y volvían como una marea en una playa.
Permanecimos
en la silla antigua de madera y terciopelo, hasta que ya no pude mas
y la levanté por puro acto reflejo. Le di la vuelta mientras mi
mano derecha la sujetaba del cuello, y la subía acariciándola hasta
su boca en un instante. Mi mano izquierda la sujetaba del brazo
mientras la empujaba a la cama e intentaba morderla. Y sentía que mi
dedo índice de mi mano derecha se humedecía. Y algo salvaje lo
mordía y lo chupaba, lo mordía y lo chupaba.
La
única iluminación de la habitación procedía de la calle, de las
amplias ventanas de largas y blancas cortinas. Ni una sola palabra
nos acompañaba, tan solo los gemidos, la oscuridad nuestro aliado y
la noche su testigo.
Sin
darme cuenta, una mano me agarró la polla desde detrás. No
estábamos solos. Otro perfume, mas dulce, mas osado, mas profundo,
nos invadía.
La
chica “A”, tumbada mientras con sus ojos me devoraba, se reía
desde la cama, mientras yo me volvía para mirar el nuevo alma. Fue
inútil. (La chica “B” era la que cantaba y yo me callaba) Su
otra mano me volvió la cara hacia delante, con brusquedad pero
delicada. Ni tan siquiera la vi venir. Pero la sentí desde abajo
hasta arriba. Su mano izquierda mi polla me acariciaba y su derecha
mi cara y su mirada me dirigía hacia arriba. Ella parecía ser la
que mandaba.
No
hubo mas pensamientos. Lo que vino después fue algo musical, fucking
Break Dance. Las fragancias se mezclaron en caricias, movimientos
abstractos, y todo se junto en un solo juego de cuerpos y manos.
La
cama era de lo mas grande y la chica “A” se puso de costado
mientras la besaba en la espalda. Su cuerpo era una ola en la playa,
sus nalgas pegadas en mi se balanceaban como un surfista en una ola
perfecta. La chica “B” me mordía la espalda mientras me besaba,
me lamia y me decía a la oreja: “Came On”
Ya
ni tan siquiera oía la música de debajo, todo se silenció y se
oscureció. Eramos uno en la oscuridad. Tres almas sin gravedad.
Flotando en la penumbra. Volando en la tenue y ciega oscuridad.
Nada
brusco y de lo mas rítmico, al son de de la música en su cuerpo
seguía besándola y follándomela, mientras su pelo me rozaba, su
perfume me invadía y la chica "B" desde su incógnita
presencia me rozaba y calentaba con sus gemidos en mi oreja
izquierda, me mordía el lóbulo izquierdo, me agarraba la polla, la
metía, chupaba y me saboreaba.
El ritmo aumentaba, los cuerpos acortaban la distancia y mi polla su
sensibilidad máxima alcanzaba.
No
podía pensar ni ver en la oscuridad, solo sentir su fragancia, y en
medio de su salvaje ritmo solo podía vibrar como un bafle en una
sesión Jam.
Llegó
un momento en el que mi excitación creyó sentir dos manos, después
cuatro y al cabo de un rato seis o siete. Las manos y los cuerpos se
multiplicaron por cinco, las voces por dos y la sensación por mil,
hasta pensé que me corría, mientras la cara de la chica "B"
de detrás me cogía y con su lengua mi dedo índice lamia, chupaba y
en su boca desaparecía y aparecía, desaparecía y... seguía.
Mi
mano derecha buscaba el pezón de la chica "B" hasta
saborearlo e incluso morderlo. Y mi mano izquierda bajando, primero
por la suave espalda de la chica que detrás tenia, después hasta su
estupendo culo que en mi cálida mano sentía. Lo sentía como una
montaña lejana, un paisaje que en vez de pintarlo, lo cogía y
agarraba, todo como en un cuadro de Paul Cézanne. Impresión,
sensación y jodida excitación, es lo único que sentía y por todas
partes me invadía.
En
ese momento me di cuenta de que las voces se multiplicaban, los
cuerpos me inundaban por todas
partes, y allí había mas
manos de las que podía contar. De pronto, como un soplo de aire,
olvidé lo que hacia y recordé lo que me sucedía.
LSD.
Me vino la cara del productor, su corbata amarilla, su picaresca
sonrisa, y todo se agolpaba en mi mente a fotogramas, los fragmentos
de realidad se mezclaban con ficticias imágenes de recuerdos vividos
o presenciados, sentía un cosquilleo en la cabeza que no me dejaba
pensar con claridad.
No
recordaba que El Productor y uno de sus amigos moteros me dieron una
especie de droga sintética con LSD. No lo recordaba hasta que me
hizo efecto. Me comenzó a faltar el aire y el calor era
insoportable. Lo peor que te puede pasar con las drogas es no no
recordar haberlas tomado. Así que salí fuera de la casa a tomar el
aire y a fumar un cigarro.
Comentarios
Publicar un comentario