Todo comienzo es duro. Pero como dijo Tarantino en una entrevista de los extras de Reservoir Dogs: "si de verdad lo amas, si lo haces con tanta fuerza, lo lograras." Se refería, por supuesto, al acto de escribir. Pero esto vale para todo. Aunque hay quien dice que nos destruye lo que amamos.
Ser locutor de radio tampoco debe de ser ninguna broma. Hace falta mucha labia y preparación. Técnica, experiencia y todo a velocidad de antena.
Hay una escena de la película que presento aquí, que es memorable. Howard Stern, protagonista de la película e historia, le dice a una radioyente que tumbe el altavoz. Suba los graves y baje los agudos, y se siente subiéndose la falda, poniendo así sus partes intimas encima del altavoz. Ahí es donde comienza la interacción, la conexión entre oyente (o mejor dicho: sintiente) y locutor. Howard comienza entonces a hacer unos ruidos graves con la boca, con los labios. Una especie de moto a presión. De modo que la susodicha se escita con el ruido que sacan sus cuerdas bocales, con el retumbe de los graves en contacto con sus posaderas, con las vibraciones del altavoz.
No se lo pierdan amig@s. Amo y señor de las ondas hercianas. Jefe de las frecuencias. Pasen z vean sus Partes privadas. Howard Stern en su apogeo y plenitud.
Me ha parecido interesante tu blog. Aqui tienes una seguidora mas.
ResponderEliminarmartagarciaselva.blogspot.com
Vi tu mensaje. Gracias.
Gracias por tu mensaje Marta martagarciaselva.blogspot.com.
Eliminar